domingo, julio 10, 2005

LA CAPILLA FRANCMASÓNICA DE LA CATEDRAL DEL BURGO DE OSMA

Extraído del libro El Burgo de Osma y su Catedral. Guía para el Viajero Curioso e Inquieto (Sotabur, Soria, 1996), de Ángel Almazán de Gracia ©.



Te mostraré ahora el neoclásico de esta catedral y te comentaré que esta catedral estuvo a punto de ser derruida en el siglo XVIII tras el informe que sobre su deteriorado estado hizo Hermosilla y el proyecto de Ventura Rodríguez que únicamente respetaba el claustro y la torre barroca, sustituyendo la catedral gótica por una renacentista con puerta principal hacia la Calle Mayor. Afortunadamente no prosperaría tal idea y fue el también gran arquitecto real de la Corte de Carlos III, Juan de Villanueva, el encargado de agregar a la catedral gótica la ampliación neoclásica de la Sacristía Mayor y Capilla del obispo Palafox, eligiendo para ello como maestro de obras a Ángel Vicente Ubón, el arquitecto del nuevo ayuntamiento, designado por Villanueva aunque el Cabildo escogió también otro supervisor que acompañó al ¿masón? Ubón, si bien una vez fallecido éste los inspectores reales en la capilla del Venerable Palafox fueron los arquitectos Sabatini y Bernasconi. Para hacer la girola en 1774 fue preciso hacer desaparecer las capillas absidiales aledañas al crucero. El Burgo contaba entonces con 2.500 habitantes.

La Sacristía Mayor se construyó entre 1770 y 1775. Es majestuosa. Impresiona a todos los visitantes. El material primario fue soriano: la piedra es de canteras de Ucero y la madera de Talveila. Las puertas se enviaron desde el Palacio Real de Madrid. En su caja fuerte se guarda el Beato de Osma: te lo mostrarán y darán las explicaciones tradicionales sobre su mapa mundi. Las cajonerías del ábside son de nogal segoviano con bajorrelieves similares a la escuela de Rubens y sus herrajes y bronces son londinenses; como de Inglaterra es el reloj de péndola real "con muestras de horas, minutos, instantes, días, lunas, secretos y sonerías para las doce tocatas", según manifiestan Taracena y Tudela. Hay también una mesa de mármol soriano de Espejón de pieza única (2´75 x 1´18 m.). También verás un armario con cálices, un Lignum Crucis y un lavatorio aguamanil de polícromo jaspe y mármol soriano de Espejón, de 1779. En la bóveda hay frescos barrocos concernientes a Santo Domingo de Guzmán-Beato Diego de Acebes, Venerable Palafox y San Pedro de Osma, y sobre las puertas las emblemáticas figuras de la Fe y la Caridad. En este recinto podrás comprar, entre otras cosas, diapositivas y libros concernientes a la catedral y al renacimiento y manierismo en la diócesis de Osma-Soria.

La Capilla de Palafox, con acceso desde el centro de la girola, es monumental. Me atrevo a insinuar que su diseño arquitectónico y ornamental es masónico hasta en los más pequeños detalles, como lo es, por ejemplo, el triángulo divino con letras hebreas del fresco de La Trinidad o La V alabanza del nombre de Dios que verás en el ábside y cuyo autor es el pintor real de Carlos III, Mariano Salvador de Maella. Este triángulo luminoso, llamado delta en la terminología masónica, suele llevar en su centro un ojo abierto y muy raramente el nombre innombrable del dios judío, Yahvé. La delta masónica "expresa la presencia en el templo del Gran Arquitecto del Universo, cuando los trabajos se han iniciado según el rito y `a su gloria´, fórmula secular", según desvela Robert Ambelain, quizás el gran maestre masón más leído en este siglo. En cuanto al nombre hebreo de Dios, el tetragránmaton JHVH (Yod-He-Vav-He), que es impronunciable al carecer de vocales, los ocultistas dicen que es la clave kabalística de la llamada Palabra Perdida, que los masones identifican con el verdadero nombre de Dios, y que se revela ritualmente en la Masonería del Arco Real, de la Bóveda Sagrada o del Cuarto Grado (la esencia suprema masónica). Ya en 1764 revelaba Lorenzo Dermott en su Ahiman Reson que la Palabra Perdida de Hiram, el mítico arquitecto del Templo de Salomón, es la pronunciación kabalística correcta del tetragránmaton. Según Hannah esta Palabra Perdida es Jah-Bul-On (Jah de Jahveh, Bul de Baal, y On de Osiris). Así que esta delta masónica y sus letras son, pues, el sello, la firma más evidente de que una obra arquitectónica se ha realizado bajo el simbolismo masónico.

Pero hay más. Como se sabe el simbolismo masónico es esencialmente kabalístico y conviene que sepas que los kabalistas (esoteristas judíos, y en Soria los hubo de gran importancia) consideran al Sefer ha-Zohar (Libro del Esplendor) como la máxima expresión medieval de la Kabala. Pues bien, en este libro por encima de YHVH (Jehová-Yahveh) se encuentra En-Sof, llamado también Temir Micol Temerin (El Oculto de los Ocultos) y también Ilat ha-Ilot (La Causa de las Causas). En-Sof es superior a YHVH e iconológicamente se le representa encima suyo. Dirige, pues, nuevamente la mirada al triángulo del fresco y verás cómo esta delta está envuelta por una circunferencia protectora, símbolo por excelencia de En-Sof. Además, los ángeles que rodean al triángulo y circunferencia podrían corresponder a Olam Yetsirah, el mundo creado por En-Sof en el que habitan los nueve coros angélicos.

Incluso el nombre popular dado, Capilla del Venerable Palafox, podría ser críptico, puesto que en la masonería se denomina Venerable al presidente de cada logia, siendo preciso antes como requisito un mínimo de cinco años de Maestría.

Hay más datos: las logias masónicas tienen una orientación similar a la capilla Palafox, es decir, de este a oeste, encontrándose en occidente la puerta principal en ambos casos. Flanqueando a la puerta de las logias están las dos columnas cilíndricas rematadas en capitel que simbolizan a las columnas Jakin y Boaz de la entrada del templo de Salomón, sobre las cuales se apoya el gran triángulo. Curiosamente sucede lo mismo en la Capilla de Palafox.

Asimismo en las hornacinas de la rotonda se encuentran pintadas imitando el mármol de Carrara las cuatro virtudes cardinales, y según los textos masónicos transcritos por Walton Hannah y publicados por Ricardo de la Cierva, "pendientes de las esquinas superiores de la logia hay cuatro cordones ornamentales que nos recuerdan las cuatro virtudes cardinales: es decir la templanza, la fortaleza, la prudencia y la justicia, el conjunto de los cuales, según nos informa la tradición, se practicaba constantemente por la gran mayoría de nuestros antiguos hermanos". A su vez Fulcanelli califica a las cuatro virtudes cardinales como "guardianas de la tradición y de la ciencia antigua", al mismo tiempo que insiste en que "conjuntamente con la interpretación moral y cristiana de las virtudes cardinales, existe una segunda enseñanza secreta, profana, de ordinario desconocida, que pertenece al ámbito material de las adquisiciones y de los conocimientos ancestrales".

Hannah desvela igualmente que la sala central de la logia tiene habitáculos secretos a los lados, y la capilla Palafox también los tiene. Igualmente dice el texto masónico que "la Estrella Rutilante o Gloria en el centro, nos conduce al Sol", y en el pavimento de la capilla -que recuerda por cierto a los laberintos de las catedrales- hay una espléndida estrella oculta por los bancos, bajo la cúpula celeste o solar.

G. Kubles estima que el esquema de la capilla es paladiano. Pues bien, el teólogo y pastor James Anderson, coordinador de las llamadas Constituciones de Anderson o de los Francmasones, publicadas en 1723, y que fijarían la masonería especulativa internacional, era un gran admirador del arquitecto italiano Pietro Andrea di Paladio, en el que veía un maestro de la masonería operativa.

La primera piedra de la Capilla de Palafox se colocó en 1772 siguiendo un viejo ritual de las cofradías de constructores, de los que derivaría la francmasonería del siglo XVIII. En la época pagana era normal que se sacrificara a una persona cuando se construía un edificio importante. Posteriormente el sacrificado fue un animal y, pasados los siglos fue reemplazado por alguna reliquia. Así aconteció con esta capilla, pues el mismo obispo Calderón fue quien colocaría la primera piedra que taparía a un cajoncito de plomo con reliquias de San Pedro de Osma y estampas del Santo Cristo del Milagro, de Santo Domingo de Guzmán y de la Virgen del Espino con sus aleluyas; estampitas similares era tradición arrojarlas por los huecos de la bóveda de la capilla de San Pedro de Osma durante el Sábado Santo.

Por otra parte, en cuanto al que fuera obispo de Osma Fray Joaquín Domingo de Eleta, nacido en El Burgo en 1707, inquisidor y confesor del aparentemente muy católico Carlos III, al que convenció para que patrocinara la ampliación neoclásica de la catedral burgense y enviara a sus mejores arquitectos allí y para levantar el Seminario y el Hospicio, hay que reseñar que en su escudo aparecen una espada y una escuadra que podrían ser masónicas. La espada era empleada por los Venerables o Maestros de logia en el rito de admisión de un nuevo neófito, y se ponía cruzada sobre la puerta cerrada de la logia durante las reuniones o tenidas, por ejemplo. En cuando a la escuadra, joya de los Maestros de la Gran Logia de Inglaterra (para Ferrer Benimeli es instrumento simbólico del grado de compañero en España), es un símbolo masónico de la rectitud moral.

¿Fue francmasón Joaquín de Eleta, arzobispo de Tebas, como parece que lo fue Juan de Villanueva? Lo ignoro. Es posible que sí, pues los datos que estoy dando lo sugieren, pero no me atrevo a asegurarlo. A este respecto bueno es que sepas que según el jesuíta José A. Ferrer Benimeli, del siglo XVIII se ha constatado "no solamente la existencia de logias frecuentadas exclusivamente por sacerdotes y religiosos, sino incluso la presencia en la mayor parte de las logias europeas, en las que figuran obispos, abades, canónigos, teólogos y toda clase de religiosos y sacerdotes, hasta alcanzar un total de más de tres mil".

La causa de canonización del Venerable Palafox que dinamizaron Eleta y Carlos III tenía, según algunos, varias finalidades políticas, según expresa Bernabé Bartolomé:

"Su canoninación no sólo era para la cúpula de ilustrados en el poder la justificación ante el pueblo del proceso de expulsión de los jesuitas y la victoria de las posiciones del obispo de Puebla, donde había estado antes de Osma, en su polémica con aquellos regulares sino que el juego político llegaba hasta una posible proclamación del futuro santo como patrono de España, sacralizando, de algún modo, las teorías ilustradas del regalismo y del jansenismo a las que el obispo Palafox, ya en su tiempo, habría sido adicto".

Sea lo que fuere, el hecho es que el pueblo llano de la época coreaba por las calles de las ciudades de España la siguiente sátira:


¿Quién es el Papa? Un fiero hereje

y el rey Carlos, un francmasón

pues aquesta es la razón

porque a Palafox protege..."



Carlos III fue un gran mecenas para las artes, especialmente para la arquitectura, y estaba volcado personalmente en sus inquietudes religiosas católicas, pero su política internacional fue un desastre para España. Seguramente no fue masón nunca, pero estuvo rodeado de masones a los que otorgó su máxima confianza. El diputado nacional Ramón Nocedal, en un juicio muy polémico en el que defendía los escritos antimasónicos de un sacerdote valenciano en una querella presentada y defendida por el Gran Maestre de la lógia masónica Gran Oriente Español hace poco más de cien años, y que ganó Nocedal, dijo al respecto lo siguiente:

"Carlos III cayó por completo en poder de la Masonería; sus primeros ministros, el irlandés Wall y los italianos Grimaldi y Esquilache fueron servidores ciegos de la política masónica; en provecho de la Masonería universal gobernó a España Moñino, y arrancó antea a Clemente XIV el decreto extinguiendo a la Compañía de Jesús; el conde de Aranda, que por orden de las logias había expulsado a los jesuitas de España, fue fundador de un Oriente que hace poco aún existía; los principales ministros y agentes de aquel tiempo estaban sometidos, como masones, ora a Inglaterra, ora a Francia, y como políticos oprimían, desquiciaban y envilecían masónicamente a España desde el gobierno, los consejos y embajadas..."

Más no hablaré más sobre la masonería, ni sobre la realidad o falsedad de acusaciones como las formuladas por Ramón Nocedal porque ni tengo suficiente información, ni sé sobre ello posiblemente más que tu, ni es este el lugar. Nocedal, por lo visto, era de los que creían en la misteriosa conspiración masónica que muy pocos sostienen hoy día. Dejaré ya, pues, este tema tan espinoso y hasta ahora silenciado en el ámbito burgense señalado, quizás por desconocido y perturbador, de ahí que me haya alargado en ello. Quizás a ti también, como a mí, te haya provocado cierto asombro todo ello y hasta una honda inquietud.

Concluiré, eso sí, señalándote que los jaspes son de las localidades próximas de Espejón, Cantalucia y Espeja. La estatua de la Inmaculada la trajeron de Roma y la colocaron en el altar con autorización papal dada a Carlos III y en espera de cambiarla por una de Palafox cuando éste fuera canonizado. Además, el Papa autorizaría mediante una bula de 1785 "una imposición sobre la mitra de Osma de 6.000 reales con destino a la construcción de la capilla y la autorización de un impuesto sobre la venta de vino en la diócesis con este mismo destino", según Bernabé Bartolomé. Te diré también que la cúpula parece ser que la proyectó Sabatini, corrigiendo algo a Villanueva.

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