domingo, febrero 13, 2005

LA FILOSOFIA DEL SOLSTICIO

por el Q:.H:. Shmuel Kaplan

Sabido es que la Orden Masónica enseña y transmite su filosofía por intermedio de símbolos y alegorías. El conmemorar un acontecimiento estelar como el Solsticio de Verano es, -al igual que las practicas ascéticas o los ejercicios de meditación, - no un fin sino un medio.

Un medio para alejarnos de la cotidiana percepción de la presente realidad y una posibilidad de acercarnos a lo que me permito denominar OTRA REALIDAD, resultado de lo que podría llamarse la critica sensible del mundo. Para ello, os invito a que libremos nuestra sensibilidad y nos acerquemos a una visión distinta de la aparente realidad de los sentidos. Permitamos así que aparezca la otra realidad, espiritual e intelectual.

Para ver la otra realidad hay que dudar de la que vemos con los ojos. Para entender la otra realidad hay que dudar del análisis de las mentes empíricas. Dado que nada cierto podemos afirmar del mundo objetivo y del sujeto que lo observa, -ya que en esencia el mundo es imaginario y transitorio, producto de axiomas, premisas y leyes cambiantes, - acaso el acercamiento a esta OTRA REALIDAD es lo que nos puede conducir a la verdad que buscamos sin encontrar?

Hagamos juntos un especial viaje intelectual que transite entre la ciencia y lo que aquí denomine la OTRA REALIDAD, que en esta oportunidad encontraremos en el simbolismo del Solsticio.

Uno de los capítulos mas apasionantes e interesantes en el estudio y análisis de la Filosofía de la Ciencia lo constituye un hecho ocurrido hace algo mas de 300 años. En el año 1687 publica Newton su obra “Principia Matemática”, liberando a la ciencia de su milenaria concepción aristotélica. En este libro Newton reduce toda la naturaleza a un pequeño grupo de leyes básicas y presenta un perfecto modelo a través del cual todos los acontecimientos que se producen a nuestro alrededor, -desde la caída de una manzana hasta el movimiento de las estrellas, -se entrelazan en una gigantesca maquinaria que todo lo abarca y cuyo funcionamiento es mecánico y continuo.

Esta publicación, que por su índole debería haberse cercado en los marcos de la academia científica, causo una verdadera revolución. Todos comenzaron a interesarse en el tema y el Universo fue comparado a un gigantesco reloj, donde cada rueda y resorte tenían su lugar y explicación. Todos intentaron dar una interpretación newtoniana a todo; desde el reino animal hasta las leyes sociales, las plantas, los colores, etc. Y no pasaron muchos años hasta que se dio el paso mas trascendental de todos; intentar dar una explicación newtoniana del hombre.

A los efectos de entender el drástico cambio ocurrido en el pensamiento de los hombres de fines del siglo XVII, permitidme referirme al interesante dialogo mantenido entre Napoleón y el padre de la moderna ciencia, Pierre Laplace: luego de que el famoso físico y astrónomo expuso ante el Emperador los secretos del firmamento, pregunto Napoleón: - “Y donde esta Dios?” - A esto el científico respondió: - “No tengo necesidad de tal premisa”. -Y el estadista siguió preguntando: -”Por que no hay necesidad?” - “Porque si el Universo es un reloj mecánico, -le contesto Laplace, - su resorte es una formula matemática.”- - “Y donde esta el hombre?” pregunto el Emperador, a lo que respondió el ilustrado hombre de ciencia: “Tampoco de el hay necesidad, pues dentro del reloj, que es el hombre sino una de sus ruedas?”- Esta “artimaña del intelecto” que pretendía dar una explicación mecánica del Universo, también pretendía agrupar en fórmulas matemáticas, producto de la inteligencia humana, el inexplicable fenómeno de la creación, resultado de fuerzas superiores al conocimiento humano.

Con el paso de los años, estas ideas fueron abandonadas y muchas fueron las teorías científicas que se elaboraron al ir avanzando el conocimiento, ya que siempre reino en el hombre esa ansiedad por saber, entender y explicar cuanto sucede en la Naturaleza, escenario de la vida y de la creación. En la ciencia, toda teoría esa en boga hasta que otra la sustituye. Mundo imaginario y transitorio como lo expuse al comienzo de este trabajo.

Por encima de la explicación metódica-científica de la naturaleza y del espacio, volvamos ahora nuestra atención a la OTRA REALIDAD, producto del pensamiento imaginativo y especialmente de quien se atreve a dudar. Así, quien logra liberarse de la rigidez de las leyes de las ciencias permitiendo a su espíritu volar por los inagotables espacios del conocimiento y del saber, lograra alcanzar las cumbres de la espiritualidad.

En estos días, en esta era de la revolución de la computación, las antiguas enseñanzas de la Orden Masónica no pierden su vigor y este Solsticio que festejamos es otro de los grandes símbolos educativos que se nos ofrece para el estudio y entendimiento de la OTRA REALIDAD.

La astronomía nos explica que en el Solsticio de Verano, el curso aparente del sol se detiene en su marcha ascendente, -al igual que el ritmo inexorable de un péndulo en su oscilar, - tornando nuevamente a bajar hasta el cenit. Llegado a su apogeo en su movimiento estelar, comienza el sol a caminar en retroceso para iluminar con su fuerza y calor a la otra cara de nuestro planeta.

A esta exacta y fría explicación de la ciencia, se une la Masonería con su simbolismo educador. Para comprender y explicar la constante acción de las fuerzas ocultas de la Naturaleza, especialmente el mito de la muerte y la regeneración de la vida que nos muestran los Solsticios, - los hombres sabios de todos los tiempos consideraron un triple sentido: el natural, el humano y es esotérico. el primero se dirigía a la multitud. El segundo a los hombres educados. Y el tercero a un reducido numero de elegidos. Cada enseñanza y significado son verdaderos para su esfera especifica y corresponden a un determinado grado de comprensión. Por eso el primero de ellos es explicado por el segundo y a su vez el tercero explica a los anteriores, justificándolos y sintetizándolos. Por ello puede concebirse la OTRA REALIDAD de esta conmemoración, - desde el punto de vista material, -como una ofrenda a la Madre Tierra de la que surge la vida, generando lo palpable y corporal. Esa OTRA REALIDAD puede interpretarse intelectualmente como un homenaje al genio humano que determina los tiempos en la agricultura y expande la civilización. Y finalmente, esa OTRA REALIDAD puede adquirir un sentido espiritual, como la marcha de la eterna luz inmaterial, inteligente e inteligible, madre de los espíritus y almas, que inicia a los Hombres en la eterna verdad de todos los tiempos.

Como constructores especulativos del Arte Masónico, nos atrae el orden y la permanente periodicidad de los movimientos estelares. A través de ellos aprendemos que todo el Universo actúa de acuerdo a antiguas leyes inmutables, exactas, ritmos constantes, tiempos y plazos fijos por la eterna eternidad. Gracias a ello, mantenemos firme nuestra convicción de que el Universo es un todo armónico gobernado por una fuerza superior, creadora y reguladora de todo cuanto existe y al que denominamos el Gran Arquitecto.

Con el paso de los años y la evolución intelectual de la Humanidad, el Sol dejo de ser una divinidad. Pero no por ello dejo de ser fuente de vida. Con su calor, que fecunda las mieses. Con su luz, que acompaña al viajero. Con su majestuosa marcha por los dominios espaciales, como inagotable manantial y suprema expresión de fuerza, belleza y bondad.

La masonería, en su intento de entender la OTRA REALIDAD, comprende y enseña el simbolismo encerrado en este flujo y reflujo, en el ir y venir del Sol. Por intermedio del Solsticio se nos enseña que el Pulido de la Piedra Bruta, el esfuerzo personal de mejorar humana e intelectualmente, no se produce solamente en un continuo ritmo ascendente; en cierto momento nuestra labor decae. Y ahí se halla la fuerza emergente del pensamiento masónico, el espíritu hecho vigor en la Cadena Fraternal, que con su fuerza y aliento nos induce a recomenzar la marcha con renovada vitalidad. Pues por encima de nosotros, como permanente ejemplo, se halla la presencia del Sol omnipotente, que irradia calor, fuerza y luz constante, sin discriminación alguna en la entrega de estos valores. De este ejemplo se nutre la Masonería e induce a sus miembros a seguir una senda de justicia, de amor y de fraternidad, en una armónica conjunción operativa para que las enseñanzas de la Orden no sean infecundas semillas sin frutos. Unámonos espiritualmente al conjunto de la Naturaleza y en el simbolismo de esta celebración encontremos renovadas fuerzas para nuestro mejoramiento humano, espiritual e intelectual. Y cada mañana elevemos nuestra mirada al iluminado día sintiendo la felicidad por el hecho de que la vida continua en su eterno flujo y especialmente por la existencia de la OTRA REALIDAD, sensible y espiritual, que los símbolos de la Masonería permiten descubrir.

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